Recorro en silencio las salas oscuras.
Tallas de madera carcomida
vigilan cada paso que doy en la noche.
Ya sólo recuerdo del mundo exterior
las formas sin nombre
de un tiempo vivido,
tus ojos, sus manos,
tanta letra sin sentido.
El glorioso patriarca, al que todos veneran,
aparece de pronto escondido en las sombras,
detengo mis pasos,
respiro profundo
y por fin imagino que Tu estás aquí.
El aire helado del patio interior
relaja mi ser,
perfuma mi piel,
y de nuevo surgen atrevidos fantasmas
que guían mi senda sin rumbo
a un destino que yo ya no espero
a un futuro que yo ya no ansío
a un mañana que quizás no tendré.
Paseo en la noche callada
buscando la luz del alba
paseo
solo.
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