El cristal roto
derramado por donde
habré de pisar
Las olas que ayer dejé
en la arena de esta playa
me borran hoy,
traicioneras, la única huella permitida:
Un pétalo roto,
mustio,
viejo de tu rosa
que perdí entre jadeos
y gritos apagados en tu pecho.
Mis pies sangrientos viajan hoy
hacia la sagrada arboleda
de tu fuerza
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