Miro en la botella que encontré
y siento el susurro de tu boca.
El reflejo de mis plumas de colores
destella mil luces en tus ojos.
Ni siquiera el frío de aquella caja de luz
te apartó de mí.
Encontré mi recompensa en tanto sufrimiento
aunque mi alma se quiebra con cada primavera
y tus pies se cubren cada mañana
con la cálida espuma de las olas.
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